A lo largo de sus cerca de 40 años de trayectoria, Dream Theater se ha
convertido en uno de los grupos claves en la evolución del metal y el rock
progresivo. El virtuosismo de sus miembros y su inagotable capacidad para
producir obras de arte les han llevado a ser una banda de culto para muchos
seguidores del género. Cuentan en su haber con quince álbumes de estudio y a
pesar de que el Octavarium (2005) sea su trabajo más aclamado, siempre
he sentido especial predilección por éste del que hoy os hablaré.
Para entender la existencia de
Metropolis Pt. 2: Scenes From a Memory debemos remontarnos al
año 1989 en el que John Petrucci escribía una historia basada en los hermanos
Rómulo y Remo, fundadores de Roma según la mitología romana. Esa pieza
acabaría recibiendo el nombre
"Metropolis-Part 1: The Miracle and the Sleeper" y formaría parte del
disco Images and Words (1992). El éxito cosechado provocó un aluvión de
peticiones para una segunda parte a la que accederían en el momento de
comenzar con la composición de Falling Into Infinity (1997). La secuela
fue creciendo en tamaño hasta el punto que optaron por crear un disco
conceptual y así dedicarle todo el tiempo necesario a este nuevo relato. De esta forma nació Metropolis Pt. 2: Scenes From a Memory.
Dream Theater ofrecería un nuevo trabajo sobresaliente, el primero con el
teclista Jordan Rudess, en el que además de su sabida habilidad musical nos
brindaban una historia que nos mantenía en vilo de principio a fin. En esta
ocasión contaríamos con seis personajes de los cuales tres de ellos estarían
ambientados en el año 1928: Julian como "the Sleeper" (Remo), Edward como "the
Miracle" (Rómulo) y Victoria como "Metropolis" (Roma). Los otros tres
formarían parte del presente: Nicholas, el hipnotizador y el anciano.
Presentados sus protagonistas, nos centraremos en la historia.
Nicholas decide asistir a un hipnotizador para descubrir el
motivo de unos extraños sueños en los que aparecía una joven. Gracias a la
sesión de hipnosis, Nicholas consigue acercarse a la chica para preguntarle
por qué está ahí. En ese momento se da cuenta que todo lo que rodea a esa
mujer le resulta misteriosamente familiar, sintiendo que ella le trae al mismo
lugar noche tras noche para intentar contarle algo que le está haciendo trizas
el alma. La chica, Victoria, pretende contarle la verdad que se esconde tras
su asesinato al mismo tiempo que expresa su tristeza por no ser la persona que
"the Sleeper" creía que era, razón por la que se siente culpable y busca ser
libre por fin.
Esta revelación pasa a ser una obsesión para Nicholas, que necesita descubrir
toda la verdad para poder seguir su vida. Los sueños, la aparición de Victoria
en ellos y las reminiscencias a un pasado que por cronología no había vivido
acaban teniendo una explicación, ya que Nicholas alberga el alma de Victoria.
Saber que Victoria había sido él mismo en una vida pasada le provoca todavía
más inquietud por determinar qué es lo que realmente pasó el día de su muerte.
Al salir de casa se encuentra con un anciano que le produce una sensación de
confianza y seguridad. El anciano le comenta que una chica fue asesinada
aunque todavía seguía siendo un misterio lo que allí había acontecido.
Nicholas intenta saber más detalles, pero el anciano le responde que a partir
de ahí debería buscar la verdad él solo y que su futuro se la iría
desvelando.
Antes de una nueva sesión, el hipnotizador afirma que llegó la hora de saber
como murió y le recuerda que
la muerte no es el final, simplemente es una transición. Nicholas puede
ver la portada de un periódico de 1928 en el que narran como una mujer fue
asesinada y su ejecutor se suicidó con posterioridad. El único testigo del
crimen habría sido Edward, quien al oír un fuerte ruido se acercó a la zona y
pudo ver a una chica que había sido disparada. Su asesino seguía de pie frente
a ella y en el momento en que Edward intenta ayudar, el hombre se suicida
cayendo sobre la chica. Ese chico era Julian, del que Victoria se había
separado por sus adicciones a las drogas y el juego.
En la escena del crimen se encuentran pruebas que generan dudas y en el
bolsillo de Julian aparece una nota en la que dice que prefiere morir antes
que vivir sin Victoria. Al revivir este episodio Nicholas se percata de que
además de la reencarnación del alma, sus rasgos también son transmitidos y
todo lo que se aprende, se llevará más allá de la vida. Lo que hemos sido es
lo que ahora somos. Nicholas visita la tumba de Victoria y un profundo pesar
le consume, siendo consciente que las imágenes que a su mente llegan son las
de su propia muerte. Entiende que el dolor que siente sirve para aceptar esa
muerte de su anterior vida y que debe hacer justicia.
La historia continúa con Julian maldiciendo su vida, la que considera una
absoluta farsa. Por otro lado la ruptura deja afectada a Victoria, quien opta por visitar a
Edward, hermano de Julian. Aunque en un primer momento se siente culpable por
traicionar a su hermano, Edward acaba seduciendo a Victoria aprovechándose de
su vulnerabilidad. Nicholas sigue dándole vueltas a la cabeza debido a que no
acaba de ver claro lo que pudo leer en el periódico y escucha a Victoria
hablando con Edward, palabras que sonaban a despedida y que podían haber
herido a Edward. Nicholas acude a casa de Edward, intentando encontrar más
pistas y allí experimenta una nueva revelación sin necesidad de una sesión de
hipnosis. En ese instante siente frío y escucha los gritos de una mujer
mientras un hombre le pide perdón.
Llega el momento de su última sesión. Nicholas está convencido de la
culpabilidad de Edward y pretende exponer una verdad oculta durante siete
décadas. Victoria aparece y le dice que ahora que sabe la verdad puede dejar
de sufrir, pero le pide que nunca se olvide de ella. Nicholas siente paz, ya no teme a la muerte porque cuando ésta llegue su espíritu seguirá vivo. Se percata de
que la moraleja de la historia es que
la muerte no es el final, simplemente es una transición, tal y como el hipnotizador le había dicho.
Llega la escena final, en la que el hipnotizador saca a Nicholas de su trance
y abandona el lugar. Es entonces cuando Nicholas puede ver el momento de la
muerte de Victoria. Julian y Victoria se habían encontrado y decidieron verse.
Victoria siente que Julian había cambiado y volvía a ser esa la persona a la
que quería, decidiendo romper su relación con Edward. Como teme la reacción de
Julian al enterarse que durante este tiempo había estado con su hermano decide
quedar con él en secreto, pero Edward aparece y ataca a Julian. A Julian se le
cae una botella de licor de su chaqueta y toma un cuchillo para defenderse,
aunque Edward está más rápido y le dispara. Al contemplar ese trágico
panorama, Victoria comienza a gritar y Edward le increpa: "abre tus ojos,
Victoria". Acto seguido dispara a la chica y Julian, moribundo, se arrastra
hacia el cuerpo sin vida de Victoria. Edward coloca en el bolsillo de Julian
la nota que haría que el crimen pareciese un suicidio después de asesinar a su pareja.
Nicholas se siente al fin libre después de haber descubierto toda la verdad
sobre la muerte de Victoria y se va a casa. Al llegar a ella enciende la
televisión y escucha la noticia sobre la muerte de John Fitzgerald Kennedy Jr.
Se sirve un whiskey y enciende el fonógrafo para relajarse. De repente, se
oyen unos pasos y una voz: "Abre tus ojos, Nicholas". Nicholas grita y el
fonógrafo recibe un golpe que le mantiene emitiendo un sonido de fondo hasta
que el disco se acaba.
El hipnotizador era el alma reencarnada de Edward y matando a Nicholas volvió
a cerrar el círculo. El anciano que le había dado las primeras pistas era
Julian y Victoria había estado persiguiendo en sueños a Nicholas para
advertirle que una vez más, su vida estaba en peligro.
Metropolis Pt. 2: Scenes From a Memory es para mí una de las mayores
obras de arte del metal. Estamos acostumbrados a valorar las composiciones por
su calidad musical, pero la forma en la que Dream Theater nos han contado una
historia como si de una obra teatral se tratara hace que este álbum sea un
clásico atemporal. Nicholas, en el tema "The Spirit Carries On", nos contaba
como ya no temía a la muerte porque su espíritu se mantendría vivo y aunque su
realidad no parezca la más sensata, podemos afirmar que nuestro espíritu
seguirá vivo mientras alguien nos recuerde.
Dream Theater:
John Petrucci (guitarras)
Mike Portnoy (batería)
John Myung (bajo)
James LaBrie (voz)
Jordan Rudess (teclado)
Tags:
Clásicos atemporales