La banda norteamericana Dream Theater sacaba a la venta el 7 de febrero
su nuevo álbum Parasomnia a través de la discográfica Inside
Out. El disco ha sido producido por el guitarrista John Petrucci, mientras que
la mezcla y masterización ha corrido a cargo de Andy Sneap.
El decimosexto trabajo del quinteto de Boston supone el regreso del miembro
fundador Mike Portnoy, reuniéndose así con sus veteranos compañeros
trece años después. Esta noticia aumentaba la expectación ante el nuevo
lanzamiento después de años en los que la vetusta formación pecaba de falta de
originalidad, atravesando un período en el que sus seguidores estaban cada vez
más desencantados con sus publicaciones. Parasomnia supone una ligera
mejora con respecto a sus predecesores, pero sigue muy lejos de las mejores
obras de una de las bandas más talentosas de toda la historia del
género.
Dream Theater ha vuelto a apostar por un álbum conceptual que tratará diversos
problemas del sueño, con piezas como "Night Terror" acerca de los terrores
nocturnos, "A Broken Man" en la que un hombre con estrés post-traumático es
incapaz de conciliar el sueño, "The Shadow Man Incident" que narra la
experiencia de un niño con parálisis del sueño o "Dead Asleep" que nos
presenta la historia de un hombre que mata a su esposa mientras se encontraba
sonámbulo. Aunque nos encontremos con buenos momentos en los que sentiremos
que estamos ante los mayores exponentes del metal progresivo, atravesaremos
también instantes que parecen creados simplemente por rellenar tiempo siendo
totalmente innecesarios y prescindibles. Lo mismo sucede con los temas que
componen este álbum, alternando entre piezas interesantes como "Dead Asleep" o
la clásica balada con el sello Dream Theater "Bend the Clock" con otros como
la superflua "Midnight Messiah", canción de 8 minutos que baja ostensiblemente
el nivel del disco.
Como comentaba con anterioridad,
Parasomnia mejora sutilmente los álbumes que le preceden, pero no me
parece la mejor manera de celebrar 40 años de Dream Theater. Sin duda,
sorprenderá a esos oyentes que escuchen a DT por primera vez, pero dejará
una sensación de cierta indiferencia en los que han disfrutado de algunas de
sus obras más célebres.
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